El Contexto Legal: La Ley Rider y Fallos Judiciales
Desde la entrada en vigor de la Ley Rider en agosto de 2021, las plataformas de reparto tienen la obligación de contratar a sus repartidores como trabajadores por cuenta ajena. Sin embargo, Glovo mantuvo su modelo basado en autónomos, lo que le ha generado sanciones y una deuda estimada de 267 millones de euros con la Seguridad Social. Esta deuda corresponde a cuotas no abonadas por los cerca de 60.000 repartidores que han trabajado para la compañía desde entonces.
El incumplimiento de esta normativa ya había sido objeto de sentencias previas, incluida una resolución del Tribunal Supremo en 2020 que declaró ilegal el modelo de falsos autónomos. A pesar de ello, Glovo siguió operando bajo este esquema, argumentando su rentabilidad económica.
Juicio al CEO y Riesgo de condenas Penales
El anuncio de contratación se produce un día antes de que Óscar Pierre, fundador y consejero delegado de Glovo, deba comparecer ante un juzgado de Barcelona acusado de un delito contra los derechos de los trabajadores. Pierre podría enfrentar hasta seis años de prisión, además de las multas económicas ya impuestas a la compañía.
Competencia Desleal: La Demanda de Just Eat
El cambio de modelo laboral no cierra los problemas legales de Glovo. Just Eat Spain, su principal competidora, ha presentado una demanda ante los Juzgados de lo Mercantil de Barcelona por competencia desleal. La compañía reclama 295 millones de euros en concepto de daños y perjuicios, argumentando que el incumplimiento de Glovo les situó en una desventaja competitiva al asumir los costos laborales que la ley exige.
Implicaciones y Reflexión Empresarial
Este caso pone de manifiesto la importancia de cumplir con las normativas laborales para garantizar condiciones dignas para los trabajadores. La sostenibilidad de un modelo de negocio no puede basarse en esquivar obligaciones legales, como la cotización a la Seguridad Social o el reconocimiento de derechos básicos, como las vacaciones pagadas y las bajas por enfermedad.
En definitiva, el giro estratégico de Glovo es un recordatorio de que la rentabilidad empresarial debe ir de la mano de la legalidad y la ética. Ignorar estas responsabilidades no solo genera problemas legales y financieros, sino que también afecta la reputación corporativa a largo plazo.
